La guerra en cifras (II)


Mg. Rubén A. Barreiro

1. Duración e intensidad de las guerras modernas (WRIGHT, 652 y ss). Continuando con el tema de la duración de las guerras modernas, siguen a continuación una tabla relacionada con el tema, desarrollada por Wright, y un gráfico que hemos elaborado en base a la misma. En dicha tabla, Wright ha determinado, para cada uno de los estados tenidos en cuenta, el promedio de su participación en años en las guerras libradas durante un siglo determinado. 


Esta tabla, conjuntamente con las ya incluidas en la primera parte, llevarán a una síntesis general  vinculada con la duración, frecuencia y participación relacionadas con  las guerras habidas durante los periodos considerados. 



j Cantidad absoluta de años de guerra en el siglo [1] ÷ cantidad  de guerras en el siglo = promedio de participación en las guerras del siglo respectivo para cada uno de los países involucrados.

Países considerados, en el orden expuesto: Francia, Austria, Gran Bretaña, Rusia, Prusia (Imperio Alemán a partir de 1871), España, Países Bajos, Suecia, Dinamarca, Turquía, Polonia.
 
Gráfico del autor


Una síntesis general de las principales características de la guerra moderna [2]

Wright, a lo largo de diez tablas muy detalladas, analiza 278 guerras ocurridas en el periodo 1480-1941. Queda claro de su explicación, que esta cantidad de conflictos dista enormemente de todos los ocurridos durante dicho lapso (compárese, por ejemplo, la cantidad de guerras tomadas en consideración en la tabla 47, más arriba). En esas diez tablas, se han incluido, dice Wright, todos los conflictos en los que los países involucrados han participado en “guerras en el sentido legal” o aquellas en las que participaron más de 50.000 hombres (636). La guerra en “el sentido legal” es, para Wright, “una condición o periodo de tiempo en el cual prevalecen reglas especiales que permiten y regulan la violencia entre gobiernos, o un procedimiento de violencia regulada por el cual se dirimen disputas entre gobiernos” (8 n.1). Sin mayores comentarios, tomamos esta definición en cuanto se basa en la misma para la realización de su estudio estadístico. Partiendo de ello, el mismo Wright estima que si se tomaran otros incidentes de menor magnitud, así como una lista de todas las revoluciones, insurrecciones, intervenciones, expediciones punitivas y otros hechos en los que existió uso de la fuerza armada, su cantidad sería más de diez veces la que contabiliza (636). No creemos que el haber limitado su análisis a 278 guerras, como es el caso, haga que las tendencias y relaciones que Wright extrae de su estudio no deban ser tenidas en cuenta en forma muy especial. Nos referiremos a las mismas luego de las tablas y gráficos.

Como una introducción, reproducimos a continuación la primera de las diez tablas referidas, sin edición ni traducción, tan sólo para mostrar el grado de detalle a que Wright ha llegado en la confección de las mismas.


Todos los datos contenidos en las tablas en cuestión, son resumidos en una tabla en la que constan, por periodos de cincuenta años, las principales características de las guerras habidas. Tales características son, por un lado,  la cantidad de guerras, la de batallas importantes y la de participantes. Por el otro, los promedios de participantes, de batallas importantes y de duración. En ambos casos, se realiza una diferenciación entre las guerras ocurridas principalmente en Europa y las libradas principalmente en otros lugares.


Wright, Tabla 47, pág. 641.

Gráfico del autor 

Con relación a lo que surge de las diez tablas mencionadas y de la síntesis que surgen de las tablas y gráfico que anteceden, las principales conclusiones de Wright apuntan a tres cuestiones: a. Respecto a la cantidad de guerras: en Europa se observa que después de haberse alcanzado un pico de 31 entre 1550 y 1650, se llega a menos de la mitad de esa cifra entre 1800 y 1941 (en su momento, veremos cómo incide la cuestión de la intensidad de las guerras en relación con su duración). Fuera de Europa se observa un notable incremento a partir de 1800, que se debe no a un aumento de la belicosidad de los estados involucrados sino a la exclusión de los mismos en periodos anteriores debido a que, de conformidad con el criterio utilizado por Wright, los mismos no habían alcanzado el status de “naciones modernas” (véase nota 2) . b. Respecto a la duración de las guerras: Salvo el caso de los años 1600-1650, donde el promedio llegó a 7.6 años (afectado indudablemente por la Guerra de los Treinta Años), la duración promedio fue disminuyendo, aunque, como lo observa Wright, aumentó la cantidad de batallas, aspecto que hace a la intensidad de las guerras. Una salvedad se impone al respecto: en el periodo 1850-1900 la duración de las guerras alcanzó un promedio de 2.7 años y un promedio de batallas de 4.3, cifra que sólo reconoce una menor  en el periodo 1650-1700. La gran diferencia con la primera mitad del siglo XIX (promedio 4.2 de duración y 11 de batallas) se debe a la significación de las guerras napoleónicas. c. Respecto a la cantidad de batallas: Salvo el caso de la segunda mitad del siglo XIX, y en menor medida la primera mitad, se observa un sostenido aumento de la cantidad de batallas. Esto, unido a la disminución de cantidad y duración de las guerras, hace a un acentuado incremento de la intensidad de los conflictos, tal como se ha señalado y se tratará a continuación.











[1]           Resultante de la sumatoria de los años en guerra de cada país en el siglo correspondiente.
[2]           En lo que hace a periodización, los historiadores anglosajones, por lo general, sitúan la denominada Edad Moderna entre 1500 y la actualidad, dividiéndola en diferentes periodos (por ejemplo Temprano, Medio, Contemporáneo, etc.). Wright expresa que “para apreciar el rol de la guerra en el mundo moderno, debe tenerse presente una clara idea con relación a la naturaleza de ese mundo” (166). Cuando Wright se refiere a “guerra moderna”, concepto esencial en el desarrollo de su trabajo y del contenido de este artículo, lo hace refiriéndose a un periodo comenzado en el Renacimiento, “que marcó la emergencia de un nuevo tipo de equilibrio dinámico e inició una nueva tendencia en la historia, comparable con el surgimiento de la sociedad civilizada de las primitivas” y es en el periodo comprendido entre 1450 y 1550 que comienzan a aparecer los cambios de orden tecnológico, demográfico, ideológico y de organización política que conformarán la “nueva civilización” (168, 212, passim). En la medida que esta tendencia histórica se expande, nuevos países y regiones del mundo entran a formar parte de esa “nueva civilización”. Este criterio de Wright es aplicado, como se verá, cuando en sus series estadísticas se considera la inclusión en las mismas de numerosos estados a partir entrada en la “nueva civilización”, momento cuya determinación precisa, admite, “es necesariamente arbitraria” (212).

Continuará con el tema Intensidad de la guerra. 




©Rubén A. Barreiro 2015

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