La constitución de la Fortaleza Europa
En el invierno de 1943 los alemanes ya estaban comprometidos
en múltiples frentes de guerra. En el frente ruso las mejores unidades de la
Wehrmacht y la Waffen SS se estaban consumiendo a una velocidad espantosa. En el
Teatro de Operaciones del Mediterráneo las potencias del Eje habían sido
derrotadas en el norte de África, una Fuerza expedicionaria
anglo-estadounidense había conquistado Sicilia y la parte continental de Italia
ya había sido invadida. En los cielos de Alemania una guerra aérea de
proporciones extraordinarias también estaba consumiendo los recursos humanos y
la capacidad de producción industrial en razón que las pérdidas de aeronaves y
fuerzas de defensas de tierra se elevaron. En un esfuerzo por detener la ola
devastadora bombardeo de día y de noche por las flotas de bombarderos Aliados,
los alemanes trasladaron alas de combate y sistemas de defensa aérea para
proteger a la patria al costo de disminuirlas en otros frentes. El sistema de
defensa aérea alemana, que incluía unidades de reflectores, artilleros, y
equipos y centros de radar, habían absorbido 900.000 hombres. Pero todos estos
recursos se estaban empleando muy lejos de lo que iba a ser el decisivo
"segundo frente".
En diciembre de 1941 Adolf Hitler ordenó desde su cuartel
general, el Oberkommando der Wehrmacht (OKW), planificar…”La construcción de un nuevo muro occidental para asegurar la
protección desde el Ártico, el Mar del Norte y el Atlántico en contra de
cualquier operación de desembarco de por una muy considerable fuerza mediante
el empleo de la cantidad más pequeña fuerzas de estáticas (propias)".
El 23 de marzo de 1942, con el Tercer Reich en la cima de su
éxito, Hitler emitió la Directiva Número 40, en conjunto detallaba las
responsabilidades defensivas para la operativa de comandantes en Occidente. Decía:
“La costa de Europa, en los próximos
meses, se expone al peligro de un desembarco enemigo en fuerza... Incluso tropas
enemigas realizando desembarcos con objetivos limitados pueden interferir
seriamente con nuestros propios planes si el resultado es cualquier tipo de
ganancia territorial del enemigo en la costa... las fuerzas enemigas que hayan desembarcado
deberán ser destruidas o devueltas al mar por un contraataque inmediato…”.
Irónicamente tres días después de haber firmado la mencionada
directiva los británicos realizaron la exitosa incursión en el puerto y dique
seco en St. Nazaire. Aunque costoso el ataque fue tan eficaz que el Dique seco
'Normandía' (destruido por el HMS Campbeltown cargado de explosivos) quedó
inoperable para el resto de la guerra. Dentro de los cinco meses, el 19 de
agosto, las defensas alemanas se pondrían a prueba nuevamente con la Operación Jubileo,
la desastrosa incursión en las playas de Dieppe. Esta operación fue un asalto
frontal a un puerto en una zona fortificada. Los defensores alemanes
aprovechando sus fortificaciones y contraataques con tropas limitadas lograron
un efecto devastador sobre la fuerza invasora. Después de nueve horas, los
restos de la fuerza anglo-canadiense se retiró dejando atrás 3.658 hombres de las
5100 tropas que habían desembarcado. Un millar de hombres habían muerto y el resto
estaba herido, perdido o había sido hecho prisionero. Los alemanes sólo habían sufrido
300 bajas.
La experiencia costosa en Dieppe proporcionó diversas
lecciones que resultaron fundamentales para los desembarcos exitosos
posteriores en el Norte África, Sicilia, e Italia en 1943, y en Normandía un
año después. Cada bando desarrolló conclusiones muy diferentes de este
fracasado desembarco. Para los alemanes un mayor énfasis en la construcción y
desarrollo de las fortificaciones fijas se convirtió en la orden del día. Para los
aliados un análisis más detallado produjo, lecciones y aprendizajes que en
última instancia ayudaron a mejorar la Operación Neptuno-Overlord.
En su mayor parte, los titulares de la prensa alemana a
finales de agosto 1942 ilustran los sentimientos del Führer sobre Dieppe: “Catastrófica derrota. Un revés para la
Invasión... ¿Qué dice Stalin sobre esta desastrosa invasión de Churchill?”.
Para el Reich el desastre aliado proporcionó valioso material de propaganda y
una garantía de que una ligera zona fortificada de defensas costeras podía
repeler asaltos anfibios enemigos. Los alemanes sin duda vieron en la operación
anglo-canadiense un acto de amateurismo, cosa que realmente fue.
El trabajo en el Muro Occidental o Muro del Atlántico, un componente
de la Fortaleza Europa, fue creciendo en medio de un resplandor de grandiosa propaganda.
El foco de esfuerzo se puso en los principales puertos, que eran el evidente blanco
de incursiones enemigas y de cualquier futura invasión, y luego en las vulnerables
zonas costeras, como el Pas de Calais, Hook de Holanda y el Estuario de la
Gironda. Los alemanes habían olvidado una vez más su propia historia; fue
Federico el Grande de Prusia que había declarado: "El que defiende todo, no defiende nada”. En realidad, el Muro
Atlántico resultó en un débil cordón con fortalezas de gran alcance y poder
como Calais y Cherburgo, interconectados por bunkers y puestos de avanzada
débiles, y actividades de patrulla rutinaria, que se extendía por más de 2.400 kilómetros de costa. Un dogma
inflexible y el autoengaño habían reemplazado al análisis crítico eficaz de la
amenaza que estaba cobrando fuerza a través del Canal.
Los alemanes también se vieron obstaculizados por la escasez
de materiales para la construcción de defensas como el hormigón, minas, armas
adecuadas, hombres en condiciones de luchar y mano de obra. En 1943 la guerra en el Este
estaba drenando las fuerzas del Reich, dejándolo cada con recursos cada vez más
limitados y esto se sentía ahora en todos los frentes. El veterano Generalfeldmarschall
Gerd von Rundstedt, Comandante en jefe del Oeste (OB West), identificando el serio
déficit de mano de obra, informó en Octubre de 1943, que el muro existente en
el oeste podría ser ocupado, pero no plenamente defendido. Sin embargo, también
reconoció la utilidad del muro como herramienta de propaganda y, en menor
medida, el valor militar de la política ciudades portuarias fortificadas de
Hitler. Esa política de hecho conduciría a la negación o destrucción de los principales
puertos franceses frente al avance aliado durante los meses posteriores al Día
D y generaría un fuerte impacto en el planeamiento aliado de las operaciones
para el resto de 1944. Sin embargo, Von Rundstedt continuó señalando que: “Una defensa alemana rígida es imposible
allí durante cualquier periodo de tiempo, el resultado de la batalla dependerá
de la utilización de una reserva móvil y blindada... lo mejor que podría
esperarse es contener un ataque durante veinticuatro horas, pero cualquier
asalto determinado está destinado a hacer un avance en cualquier lugar a lo
largo del frente en un día como máximo. Y una vez que atraviese el frente, todo
el resto se podría tomar desde la retaguardia...".
El 03 de noviembre 1943 Hitler emitió una de las más
importantes directivas de la guerra. La Directiva Führer Número 51 especificaba
las tareas requeridas al OB West para crear un baluarte eficaz contra un Desembarco
anglo-americano. La Directiva señalaba: "...Si
el enemigo logra penetrar nuestras defensas en un amplio frente, las
consecuencias serán de proporciones asombrosas en muy poco tiempo. Todas las
señales apuntan a una ofensiva en el frente occidental, a más tardar en primavera
(de marzo a junio), y tal vez antes”…”Por esto ya no puedo justificar aún más
el debilitamiento del Frente Occidental en favor de otros teatros de la guerra.
Por tanto, he decidido reforzar las defensas en el Oeste, especialmente en los
lugares de donde se deberá lanzar nuestra guerra de largo alcance contra
Inglaterra. En aquellos mismos puntos el enemigo debe y va a atacar -a menos
que todas las indicaciones sean engañosas-, se peleará la batalla decisiva
invasión”.
Hitler ordenó las tareas propias del Ejército, la Luftwaffe,
la Armada y la SS y cerraba sus dichos destacando: “Todas las autoridades deben advertir y prevenir toda pérdida de tiempo
y energía en disputas jurisdiccionales inútiles, y dirigirán todos sus
esfuerzos hacia el fortalecimiento de nuestra defensiva y poder ofensivo”.
Afortunadamente para los aliados, los comandantes alemanes
ignoraron hasta el final esta demanda. Esa situación de negativa se agrava aún
más por la imposición de una estructura jerárquica compleja, contradictoria e
ineficaz de las fuerzas en el oeste.
El 5 de noviembre 1943 Hitler designó al Generalfeldmarschall
Erwin Rommel como su Inspector General de Defensas en Occidente. A finales de
ese mes Rommel había reunido a su alrededor un equipo conjunto de especialistas
para apoyar su análisis sobre el Muro Occidental. Él trasladó desde Italia a
Francia sus propi0 Estado Mayor de Grupo de Ejército y configuró rápidamente un
programa agotador de inspecciones desde Dinamarca hasta la frontera española.
Centró gran parte de su esfuerzo en la mayoría de las áreas probables para la
inminente invasión: Pas de Calais, el estuario del Somme, Normandía, la
península de Cotentin, Bretaña y los Países Bajos.
Como resultado del muy crítico informe y las recomendaciones
de Rommel, Hitler decidió incorporar el Grupo de Ejércitos B en OB West el 31
de Diciembre de 1943, designándolo como su comandante. Rommel se encontraba
ahora bajo Von Rundstedt con la
responsabilidad específica de los planes de lucha contra la invasión de los
Países Bajos y el norte de Francia. Su comando comprendía el Séptimo Ejército al
oeste del río Orne, y el Decimoquinto Ejército al este del río, y el 88o Cuerpo
de Ejército en Holanda.
Rommel
evaluaba que para tener alguna esperanza de éxito "El enemigo debe ser aniquilado antes de que llegue nuestra
principal línea de batalla”, por lo tanto, “debemos detenerlo en el agua”. Rommel ordenó la colocación de
millones de minas a lo largo de la costa para formar una barrera inicial. Entre
noviembre 1943 y mediados de mayo 1944 más de medio millón de obstáculos
anti-invasión se habían instalado, junto con un total de 4 millones de minas.
Un mes antes de la invasión fue capaz de informar, "Tengo más confianza que nunca. Si los británicos nos dan sólo dos
semanas más, no voy a tener más dudas al respecto”. Los hechos defraudarían
su confianza.
©2014. Jorge Ariel Vigo
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